
Hace escasamente unos días, salía en prensa local, el timo económico y la » imposición de manos » literal en todo el cuerpo, que sufrió una crédula conciudadana; al acudir uno de esos videntes exóticos, que resuelven todos los problemas de los demás: mal de amores, impotencia, mal de ojo, paro, curatodo… y los suyos con el dinero fraudulento que recaudan.
Que si maestro Baba, Bemba, Bumba; «GAMBA CHUNGA; YAYA TUMBA». El caso es que todavía hay gente que cree en embaucadores, que dicen leer el futuro, que echan cartas, que hacen conjuros, que lavan dinero mágico. Y salen ya sea en televisión, en revistas, o en periódicos que se dicen serios, y es esta credibilidad de los medios, la que hace que las personas ingenuas, incautas y en última instancia desesperadas y desesperanzadas, piquen y acudan a estos charlatanes engañabobos.
Son muchisimas las personas, que dicen haber sido estafadas, y que recurren tarde a la ciencia y a lo ciertamente probado y suficientement contrastado, cuando ya han sido aligeradas de muchos euros y cargadas con un nuevo problema añadido.
Al hilo de este movimiento exótico, de videntes y curanderos, que campan a sus anchas, sin que la autoridad, haga ni controle nada. Ha surgido una nueva leyenda urbana, que propala un bulo en torno a una planta, conocida en Sud-América como «Burundanga«.
La cuál echada o vertida en una bebida, o impregnada en un papel, o espolvoreada al sacudir una toallita o un trapo, produce en la víctima un sopor, atolondramiento y posterior olvido de lo acontecido; que convierten a los alcaloides de la planta en un arma delictiva ideal, para robar, violar…
La planta o plantas son solanáceas, como la datura stramonium, la belladona, la escopolamina… y que nada tienen que ver con la narcosis, ni la hipnosis y sí con una intoxicación muy desagradable, si se ingieren sus alcaloides, produciendo inclusive la muerte.
Sí puede ser cierto, que en una situación de fiesta nocturna, preferentemente, con bajada del nivel de alerta, con consumos abusivos de alcohol, u otras drogas, con el cansancio y la fatiga sobrevenida por el no dormir; se puedan introducir hipnóticos, sedantes, tranquilizantes, en las copas de las víctimas, sobre todo mujeres, con el ánimo de abuso sexuales e incluso violaciones, en grupo.
Estas vivencias se han dado en discotecas, bares de copas, con mucha gente en búsqueda de encuentros, de ligoteo, de dejarse ver y quererse encontrar. Y desgraciadamente, muchas personas están sobrepasados de tragos, de coca, de speed, de insomnio, sin control interno de impulsos y se ven envueltas en trifulcas, discusiones y como el chiste del gitano: » la navajá» no fué en la misma reyerta, sino un palmo más arriba, cerca del ombligo. Nada ya sorprendente.
Sería una magnífica noticia, por lo insólita, que la reyerta y el muerto, fueran en una biblioteca y no en una discoteca.
NOTICIA ES: HOMBRE MUERDE A PERRO Y NO AL REVÉS.
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