Acabo de leer una noticia de éstos días en la que se informa que el 48% de las mujeres reclusas, en España, son por cuestiones de narcotráfico; es decir de las 6.020 internas, 2.132 lo son por traficar con cocaína, heroína o hachis.
Son mujeres jóvenes, de una media de edad de 25 años, y el 80% de ellas son extranjeras, principalmente sudamericanas. Han decidido correr el riesgo de actuar como «mulas». o correos de la droga, principalmente cocaína, que traen dentro de su cuerpo, ya sea ingerida o introducida en vagina y ampolla rectal.
Son mujeres que saben el riesgo que corren, tanto de salud y muerte, si se rompe una bola ingerida, o ser detenidas y cumplir penas entre 9 y 12 años de prisión; consideran que es la manera de conseguir dinero rápido y «fácil».
Detrás de ellas se esconde un drama personal y de necesidad que las lleva a delinquir, aún a sabiendas que lo pueden perder todo; visto de esta manera , se las puede considerar «víctimas».
Pero «víctimas», también a sabiendas, muchas veces a pesar de los avisos y la información, son nuestros jóvenes y adolescentes que acceden a este lúgubre mercado de la droga, donde van entregando a los traficantes, a modo de plazos, su salud y su libertad, para acabar en la nada y la muerte.
Los estados luchan como buenamente pueden contra el mundo de la droga, intentando impedir los cultivos en origen, su transformación, su distribución y comercialización, a gran escala o en forma de menudeo o trapicheo; así como intentando reducir la demanda y disuadir la llegada de nuevos consumidores.
Es muy importante el golpear en todos los eslabones de la cadena de producción , distribución y venta de drogas; y por ello se debe perseguir y hacer saber que el actuar como transporte o mulero, se paga con dureza; y no podemos caer en sensiblerías y falsos sentimientos de culpa, por mucho drama que sufran las «muleras»; éstas ya saben de sobra donde se meten, no vienen engañadas, como las chicas esclavas de las mafias del sexo; y no podemos caer en la tentación, como se desprende de la información periodística, que Instituciones Penitenciarias y en la persona de su directora general, Mercedes Gallizo,contempl la posibilidad de rebajar, sustituir el cumplimiento carcelario, o intentar otras medidas que no especifíca.
Un Estado que quiera comprometerse contra las drogas debe actuar en todos los frentes, y el del transporte, menudeo y trapicheo debiera ser una actuación permanente, para disuadir a los clientes, hacer difícil su consecución y tener la percepción del rechazo social, en la medida que las drogas no son aceptadas y no debiera existir umbrales de tolerancia, permisividad o cierta complacencia de progresía en su consumo.
Si no se aplican medidas globales preventivas, informativas, educativas, disuadoras, policiales, sanitarias, reinserción social de adictos; se corre el riesgo de sufrir un estrepitoso fracaso y dejar vía libre a las mafias y crimen organizado; que a sabiendas que moral y éticamente obran mal, no les importa por el dinero obtenido, y y su conducta delictiva se adelanta a las judiciales y penales, y cuando éstas llegan , si llegan, lo hacen tarde y mal.
Si los gobiernos y los estados dejan brechas para la impunidad, se corre el riesgo de caer en la impotencia y el asentamiento de las bases para la corrupción generalizada y el advenimiento de Estados Narcotraficantes.
Llegados a esta situación de deterioro, cabe preguntarse ¿si la legalización absoluta y aplicando criterios de libre comercio y competencia mercantil, no sería menos graves en las consecuencias del deterioro social?
https://grupoeupsike.wordpress.com/2008/07/01/el-de-la-mula-torda/