En los últimos días, estamos asistiendo a una intensa campaña publicitaria en prensa, de un determinado colirio (Tetrizolina), que juega con el equívoco, la hipocresía y la doble moral; de aquellas personas que saben que están haciendo trampa, pero que todo les vale con tal de conseguir sus objetivos.
Los diseñadores de la campaña publicitaria, saben muy bien que los efectos de la noche, el consumo de cannabis…, pasan factura en forma de ojos enrojecidos y hete aquí, que jugando con la imagen y la duda, basándose en el qué dirán y la sospecha, así como en el sentimiento de culpa, explotan la necesidad de disimular, camuflar, tapar la «prueba del delito», con un vasoconstrictor.
Vasoconstrictor no exento de riesgo, si se abusa en dosis altas y con gran frecuencia, que puede llevar a sufrir el temido «OJO SECO»:
http://www.fisterra.com/guias2/ojoseco.asp
La campaña presenta, entre otras, la situación de un posible candidato a un empleo, en el que la entrevista personal le puede delatar y hacer dudar al responsable de RRHH, por esos ojitos.
El hecho de que se presenten estas vivencias reales, traduce una preocupación latente entre los que consumen drogas y saben su limitación para conseguir empleo y los empleadores que temen contratar a personas no competentes.
Aunque la mona se vista de seda, mona se queda
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