Mal anda la noche y su fiesta, cuando una discoteca de Berango (Bizkaia), camufla su espectáculo como show erótico, para ofrecer una exhibición pornográfica de sexo en vivo y directo, en un escenario en medio de su aforo.
Si mal está atraer con publicidad engañosa, lo peor en este caso es la utilización de una imagen vejatoria para la condición humana, al presentar a unas mujeres desnudas atadas con cintas, y sujetas por un maromo, tal cual fueran «perras» sacadas a pasear, con lo que significa de degradación y humillación para la mujer.
Grave es, e inmoral que se practique sexo explícito en público, en una sala en la que tienen entrada menores de edad, mayores de 16 años, para exacerbar instintos primarios, que nada tienen que ver con el erotismo o la sexualidad, y esta sociedad lo permita, sin que repercuta una condena y una sanción en los promotores de este evento.
Nada tiene que ver un espectáculo pornográfico como el que se ofrece en la Sala Bagdad de Barcelona, con el erotismo del Crazy Horse de Paris. Cada uno tiene su público evidentemente, pero cada uno sabe de antemano a donde va y lo que presumiblemente va a ver.
Pero tanto en el Barrio Rojo de Amsterdam, como en la sala barcelonesa, o en el Moulin Rouge, la publicidad y los anuncios de estos espectáculos, tienen incluso un decoro y un «halo artístico», cuando menos pretendidamente respetuoso y no degradante como el ofertado por esta discoteca.
Es violencia moral para la mujer, a la que convierte en esclava sexual animal; y todo cuando más proliferan campañas contra la violencia machista y la igualdad entre géneros.
Las sociedades maduras y sanas saben condenar y rechazar conductas y comportamiento inaceptables, que no se pueden cobijar bajo el amparo de la libertad, hay reglas no escritas que todo individuo sabe que indican lo que está bien y lo que está mal, y por tanto la inmoralidad señala que alguien está actuando erróneamente y con maldad.
Existe una dependencia al sexo, y ésto es sabido por «traficantes» de esta pulsión, que no dudan en exacerbar y llevar al paroxismo su omnipresencia, con tal de tener a cautivos dependientes de su incapacidad de control, ofertando más que nunca, estímulos de forma permanente: pornografía en internet, chats, páginas de prostitución en prensa, prostíbulos, casas de cita, páginas webs incitadoras a la infidelidad….
Lejos quedan los castos cabarets de la Palanca de Bilbao, El Plata de Zaragoza, elOasis del Barrio Chino de Salamanca….Nada que ver con la humillación y esclavitud de la mujer…..
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