Ya se ha emitido el primer programa de «Soy adicto» y ha colmado y sobrepasado lo predicho y previsto en el anterior Post, en relación al trato y consideración pública de la imagen del drogodependiente y su problemática con su droga.
El programa es un refrito de otros como: Gran hermano, Hermano mayor, Generación Ni-Ni, Callejeros…, disfrazado de «ayuda» o de «algo así como terapéutico»; y que los mass medias en función de la nota de prensa y del briefing emitido a las agencias que ha hecho circular Cuatro Tv, han aceptado sin criticar, ni cuestionar nada. Basta leer en internet titulares como: «Cuatro rehabilita a drogadictos…»
A priori, nada tiene que ver un tratamiento de una drogodependencia, con lo ahí expuesto. Puedo entender que la Fundación Girasol, ande mal de dinero y no le lleguen las subvenciones, y por tanto se haya prestado a este show, contraviniendo sus médicos los principios deontológicos y la relación médico paciente. Pero es denigrar la profesión médica y saltarse la lex artis o buen trato profesional al paciente. Con lo que en un futuro, si yo fuera adicto, me plantearía muy mucho aceptar sus servicios.
De entrada el acceso a una Comunidad Terapéutica, debe ser selectiva y con un plan de continuidad, centrado en el drogodependiente y sus patologías asociadas, debiendo desde la diversidad, homogeinizar el grupo, para evitar conflictos.
Esto no se ha hecho, porque si no el programa hubiera sido muy aburrido; y por ello, para dar carnaza y garantizar el morbo, se ha permitido un acceso directo de una chica con grave trastorno de la personalidad, sin control de su impulsividad, grave drogodependencia; para propiciar la confrontación, el desacato y los imprevistos; como si fuera un Gran Hermano y mantener de este modo la audiencia.
Normalmente en la denominada Cadena Terapéutica, centrada en la recuperación de los drogodependientes, lo primero es realizar una desintoxicación ambulatoria u hospitalaria, con una fase intermedia de deshabituación, en la que la Comunidad Terapéutica juega un papel secundario y la mayoría de las veces no necesario, y seguir ambulatoriamente con la reinserción.
Este proceso dura años. Se calcula que el tratamiento de un drogodependiente es de un año de tratamiento por cada tres que lleve enganchado; con lo que la idea que se transmite de que en un mes ya se puede estar recuperado, es banalizar, denigrar y trivializar el trabajo de aquellos profesionales que tratan de verdad a estas personas enfermas.
Cuando se emitió, hace unos años Gran Hermano, muchos dijimos que se basaba en la idea y experiencia de la vida en Comunidades Terapéuticas de drogodependientes; y que a medida que la población y los espectadores se saturaran del bodrio que es este programa basura, los productores televisivos, se atreverían a más y muy probablemente se retransmitiría la vida de los adictos en sus procesos e intentos de recuperación. Pues bien , aquí está «soy adicto».
Que se haya emitido el proceso de elaboración y sublimación de los efectos de un «pico de heroína», por muy pretendidamente pedagógico que se le quiera revestir; cosa que todos los expertos en prevención y tratamiento de las drogodependencias, siempre han rechazado; es muy grave, porque tiene más de incitación al consumo que de rechazo, porque da idea de normalización, y desata más la curiosidad y dejando atrás el respeto por la aguja.
El presentador, interviene y participa activamente con los «concursantes», como si fuera «un médico» o «un psicólogo»; a esto se llama intrusismo profesional….
Lo único que se salva es el haber incorporado al menos a dos dependientes del cannabis, mostrando que los derivados del hachís, también pueden «enganchar» y provocar muchos problemas a sus consumidores. Y que entrar en el mundo de las drogas es muy fácil y lo realmente difícil es salir.
Visto lo visto y como se dice respecto a la televisión: el peor programa está aún por venir. Y ya puestos a romper todos los códigos éticos y morales, sugiero a los productores de esta cadena, que recuerda a la del w.c., u a otras, más pestilentes si cabe; a que se atrevan a emitir un «reality» con novicias de pega, sexadictas, introducidas en un convento de clausura, con cámaras ocultas y …A TRIUNFAR….!!!!!!
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