
La salud es un bien innato, la mayoría de las veces, y por eso es gratis, porque viene dado en nosotros mismos, con el fín de estar en buenas condiciones para llegado el momento perpetuar la especie.
La sensación de ningún esfuerzo para mantener la salud, y el llegar a pensar que es inagotable y duradera, hace que abusemos de ella y descuidemos su cuidado y mimo.
Así en tiempos de crisis; y los desfavorecidos siempre están en ella, tendemos a ahorrar o tirar de recursos, priorizando otras necesidades, en detrimento de nuestra salud. Descuidamos los cuidados de nuestra alimentación, comiendo alimentos baratos o de baja calidad.
A modo de ejemplo,llevar una dieta mediterránea es muy costosa. A la hora de elegir esparragos, alcachofas, pimientos; vemos como muchos ciudadanos, ante su mala situación económica o sus escasos recursos monetarios, tiran de productos de huerta cosechados en China, Perú, Marruecos…Que nos vienen envasados con marcas españolas, como si fueran de aquí, y por consiguiente con garantías en su producción, elaboración, envasado….¡Qué lejos de la realidad! y muchos lo sabemos, pero la salud aguanta. Lo mismo sucede con calzados, ropas que vienen de china y que están manufacturados con productos alergénicos o de riesgo para la salud.
Con tal de que la economía vaya mejor o no empeore en cifras macroeconómicas, asistimos a decisiones gubernativas que intentan agradar al mundo de la hostelería, alargando la hora de cierre nocturno, en detrimento de los que necesitan descansar y dormir y favoreciendo el consumo de alcohol y drogas, al aumentar el grado de exposición a las mismas y más en el tiempo de menor autocontrol, por cansancio mental.
No importa la salud de nuestros jóvenes,¡ como se quieren divertir!, más horario de nocturnidad. ¿dónde queda la inversión en Prevención de riesgos, de evitar accidentabilidad, abuso de substancias, reyertas y peleas que rompen la convivencia ciudadana?. ¡Claro por la economía de la hostelería no importa la salud de la ciudadanía.!
Los medios de «desinformación» y «muñidores de opinión» se alimentan de publicidad pseudomédica engañosa, saturando los periódicos, las revistas, las radios, las televisiones… De Productos milagro, que abusan de la necesidad de recuperar la salud de la buena gente, ofreciendo remedios para todo, en un charlatanismo, no controlado por el ejecutivo o poder administrativo; Vendedores de pseudociencia aplicada que estafan y roban a los incautos, confiados y buenos ciudadanos, que aún creen que quien les gobierna busca el bien común; y no pueden concebir que salga a la venta productos engañadores. Los ciudadanos que pagan impuestos, multas, se sienten controlados y por extensión consideran que los gobernantes también están dispuestos a perseguir a los defraudadores, timadores y vividores….. ¡Cuánta ingenuidad!
La paz de los barrios y los derechos de los ciudadanos que pagan impuestos y ya están cautivos en sus hipotecas y son educados, temerosos de las algaradas, no les importan a los políticos porque son ciudadanos sumisos. Así en una vuelta más de tuerca y con miras electoralistas y de perpetuación en el poder, a través de votos delegados y luego una vez dados ,manipulados , al no cumplir sus programas electorales. Facilitan la picaresca de los que sin haber cotizado nunca, depredan y viven del esfuerzo y ahorro de los trabajadores.
La salud pasa a ser así, en un tanteo, postergada, relegada; incluso aceptando condiciones de trabajo, que la van mermando, pero es más prioritario el comer. ¡Difíciles tiempos, de pérdida de lo socialmente conseguido!
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