Ana es de las personas que no dejan indiferente. Su pulso vital mueve al mundo. Su vehemencia y apasionamiento, acotan a la razón, dándole más brillo. Su vocación de entrega a los demás, se traduce en su quehacer profesional, como médico psiquiatra.
La conocí hace unos años, cuando apuntaba maneras, desde la reivindicación y lucha por la igualdad, en la Asamblea de Mujeres de Bizkaia, desde su querido Módulo Psico-Social de Rekalde, y desde el Centro Coordinador de las Drogodependencias (DAK).
Aliada de los hombres y de las mujeres, que sufrían por ser diferentes, o por haber sido excluidos, a raíz de un desliz o un error, difícil de perdonar por el Poder establecido, y lo políticamente correcto.
Su actividad médica estuvo vinculada en torno a los drogodependientes, y dentro de éstos, en las mujeres, que además del estigma de las drogas, padecían su condición de mujer violentada y explotada.
Así participó activamente con «Planning» de prevención de embarazos no deseados, reivindicando el alcance de los anticonceptivos y la IVE, en las mujeres que acudían al Módulo de Rekalde. Así como la puesta en marcha del primer Plan de Heroína y Embarazo, que se puso en marcha en Euskadi.
Plan que con posterioridad dió lugar a la implantación del Programa de Psicofármacos y Embarazo, en el Hospital de Cruces.
Al principio «Charlas», que eran Conferencias, luego «cursillos», que eran Cursos…..Todo para prevenir, desintoxicar, rehabilitar y consolar a los/las drogodependientes, que además de su adicción, padecían el azote de la infección por VIH.
Horas, desvelos, aldabonazos a las conciencias….¡ Cómo no recordar su reivindicación de la necesidad de instaurar el Programa de Metadona, allá por 1984 ! Y la respuesta del silencio y el no se puede…
ANA, estás y sigues, me resisto a decir que te fuistes, porque tu presencia y coraje, nos sigue siendo necesarios….