Acaba de saltar una noticia, que revela que una niña ha sufrido un «coma etílico», en un colegio de Bizkaia:
Este viejo problema, del consumo «tolerado» de alcohol en nuestros jóvenes, denota un fracaso general de nuestras estructuras sociales: familia y escuela, en educar, además de enseñar, en los denominados valores.
Por un complejo mal entendido frente al concepto de autoridad, que lo equivocamos con el de autoritarismo, miramos para otro lado, en el momento de poner límites, para evitar problemas. Y el fenómeno adquiere dimensiones de bola de nieve que acaba en alud.
Vivimos en una sociedad excesivamente judicializada y psiquiatrizada (Psicologizada), porque los límites que no ponen los padres, ni los profesores acaban en el juzgado o en las consultas, donde deben asimilar que en el mundo existe el blanco y el negro, el día y la noche, y el PREMIO Y CASTIGO… Pero la palabra castigo, se ha convertido en tabú. Debemos incidir que para educar la mayor parte de las veces hay que dar «zanahorias» pero para que éste proceder sea adecuado y positivo, tiene que existir el temor al «palo».
Por cierto una intoxicación etílica no es necesariamente un coma etílico