Llevo todo el día leyendo «una noticia de agencia», propagada por todos los periódicos y medios de este desnortado país. Noticia que hace referencia, a lo que se conoce en Marruecos como Karkubi.
La noticia presenta como si ésto, fuera algo novedoso y de reciente factura. Nada de eso; el periódico Él País, ya había editado un artículo hace más de 10 años, hablando de la corrupción carcelaria en Marruecos, y la irrupción del Karkubi:
http://elpais.com/diario/2003/10/29/internacional/1067382020_850215.html
¿Qué es el Karkubi?, pues ni más ni menos que una benzodiacepina. Es decir un tranquilizante o un hipnótico, en función de su composición. Y que los adolescentes y jóvenes marroquís consumen, como «anestésico de conciencia» y como signo de elevación de estatus, al estar por encima de los esnifadores de pegamento o gasolinas.
El más solicitado, sencillamente para estar dormidos o alelados, es el principio activo CLONAZEPAM. Por si alguien pensara o llegara a pensar, que bajo el nombre exótico de Karkubi, iba a aparecer una droga fetén y guay del Paraguay.
Es decir, una chorrada, magnificada por los medios de desinformación.
Por si alguien quiere sentirse tentado con nombres exóticos, que hacen referencia a psicotrópos, que se potencian con el consumo de alcohol, para estar «arrastrados como un limaco», ahí les lanzo la jerga de la marginalidad marroquí, al respecto:
Kortassa, Machta, Samta, Bola Hamra, Al Katila…
Porque bajo el nombre genérico de Karkubi, se esconde lo que entre nosotros conocemos como pastis o pastilleo. Independientemente que se consuma conjuntamente con alcohol o cannabis, al igual que hacen en Marruecos. Por cierto, su desgraciada popularidad en el Magreb, se debe a su utilización para delinquir, sin «sentimiento de culpa», al tener capacidad de pérdida de memoria.
Por cierto, el origen del consumo de pastillas tranquilizantes en Marruecos, denominadas benzodiacepinas (valium, tranxilium, trankimazin…), proviene desde Argelia. Porque aquí están subvencionadas por su sistema de salud y son baratas.
Esta tendencia a abusar de pastillas tranquilizantes, empieza a ser frecuente entre nosotros, por parte de los magrebíes inmigrantes y debe ser motivo de atención, para evitar su introducción en circuitos ilegales y fuera del correcto uso médico psiquiátrico.
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